A propósito del próximo evento que tendremos del taller «Amores del Siglo XXI», con el Dr. Manriqu,e, y el cual coordina nuestro muy apreciado Dr. Felix Velasco. Les compartimos este articulo que escribió hace ya algunos ayeres y que se encuentra en uno de sus libros pero que viene muy al caso con nuestro evento de abril.
LOS
TRIÁNGULOS AMOROSOS Y SUS VISICITUDES 1DETRÁS
DEL DIVAN
Félix Velasco
“Los
azotes; los estigmas; los garrotazos; el ostracismo; la mutilación
de genitales; la amputación de narices y orejas; los tajos en
pies, en caderas o muslos; el
divorcio;
el abandono; la muerte por lapidación, en la hoguera, por asfixia
bajo el agua, por estrangulamiento, fusilamiento o apuñalamiento:
todas estas crueldades se practican en el mundo para castigar la
infidelidad. Considerando la magnitud de las penas es asombroso que
los seres humanos osen tener relaciones extramaritales.
Y sin
embargo, las tenemos.”
Helen
Fisheri
Dentro del estudio del fenómeno amoroso y sus
distintas vicisitudes, el análisis de los triángulos ocupa un
lugar predominante. Existen reportes de relaciones amorosas
triangulares en escritos antiguos que forman parte de la mitología
primigenea de muchas civilizaciones. La Biblia, la Iliada o las
sagas del medioevo, como la del rey Arturo, relatan historias
amorosas triangulares que cambiaron el destino de los reinos y de los
gobiernos. La novelística amorosa de todos los tiempos, también
da cuenta de triángulos plasmados en muchos textos que además de su
alto valor literario y su permanencia universal, han sido
ampliamente leídos aún en los tiempos actuales.
La historia de una pareja conyugal, la mayoría de
las veces joven, en donde un terceroii
empieza a jugar un papel predominante, con una involucración
emocional y/o sexual de uno de los miembros y que puede o no llegar
al rompimiento, se puede observar como una trama que se repite a lo
largo de la historia de la humanidad .Esta ruptura unilateral del
compromiso de exclusividad, es un evento que ocurre con frecuencia en
el ciclo vital de muchas parejas, Eisenberg (l993).
La culpa, los remordimientos y la ambivalencia son
motivo de consulta psicoanalítica y de muchas sesiones, también es
causa frecuente, de solicitudes de ayuda en la consulta de los
terapeutas familiares, ya sea ante la emergencia de la revelación o
descubrimiento de la relación extraconyugal o bien, como un secreto
que aunque principal en la conflictiva de la pareja, permanece como
un fantasma que nunca se manifiesta abiertamente en el proceso
terapéutico.
Aún en los tiempos postmodernos donde el modelo
tradicional de pareja, se encuentra en crisis (Verhaghe, 2001;
Velasco,2004) con la aparición de nuevas formas de relaciones
amorosas, como las parejas que no se casan, las parejas abiertas, las
de homosexuales que se casan o no, o bien las personas solteras que
mantienen relaciones no comprometidas y a pesar de la tendencia de
los adultos actuales a estar aislados, el fenómeno de la
triangulación, del “otro”, continua presentándose con un alto
porcentaje.
En décadas anteriores la palabra infidelidad,
el o la infiel, se usaron como
calificativos morales denigratorios que impidieron la posibilidad de
estudiar con objetividad las relaciones triangulares, hoy todavía,
este tipo de relación ante la opinión popular, es sinónimo de
traición, humillación, engaño y gran lastimadura a la autoestima,
lo contrario, la fidelidad ha sido un equivalente idealizado de una
conducta aceptada y bienvenida por la sociedad, sin embargo en lo
latente se da una especie de doble moral, en donde se condena lo que
más se desea y se ejerce una fuerte crítica proyectiva cuando
ocurre una relación triangular, esta dualidad que además, aplaude
las relaciones paralelas de los hombres y condena severamente la de
las mujeres, continua siendo uno de los orígenes de la violencia en
las parejas, que no sólo llega a la finalización de vínculo,
sino muchas veces al homicidio.
El presente capítulo tiene como objetivos
analizar los fenómenos triángulares amorosos y proponer el término
de tríangulo de Bowen(1978) como el más adecuado tanto para el
entendimiento como para el tratamiento de estos casos. Otros
objetivos son definir la relación triangular y considerar su
historia natural, más que establecer clasificaciones descriptivas,
finalmente se señalarán algunas ideas sobre su manejo terapéutico.
Me es difícil encontrar una palabra adecuada que
no califique de manera denigratoria y moralista una relación amorosa
con un tercero (a). El mismo calificativo de relaciones
extraconyugales o extramaritales, que podría ser más neutral, no se
puede aplicar correctamente en muchas parejas contemporáneas, que
después de una relación amorosa ya no contraen matrimonio y uno de
sus miembros mantiene una relación paralela.
La palabra anglosajona affaire,
podría ser más útil para referirnos a una relación triangular,
pero si se traduce al español, se refiere en su principal acepción
a : asunto, negocio o lance, la segunda más en relación a nuestro
tema, se puede traducir como amorío o intriga amorosa, que no indica
necesariamente una relación amorosa de tres.
En mi opinión, el concepto de infidelidad, como
el del amor, matrimonio o maternaje son construidos por cada cultura
y se van modificando en cada época, como se puede desprender del
libro de Ackerman (1994) donde la autora estudia las diferentes
facetas del amor, explorando sus raíces en distintas épocas y
culturas y donde se observan las diferentes formas de concebir los
vínculos amorosos y las relaciones con terceros.
La misma opinión es la que expresan Cover y
Marcuschamer (2002 p39 ) en su tesis de Maestría sobre el tema,
cuando comentan que la infidelidad ha sido interpretada de diversas
maneras de acuerdo a la sociedad, al contexto socieconómico y a la
época en que ocurre. Alberoni (1997) con un enfoque sociológico y
quien ha escrito diferentes libros sobre este tópico también señala
que :
La
fidelidad de la pareja está profundamente influenciada por la
cultura. La pareja permanece fiel si la sociedad indica la fidelidad
y la duración como un modelo a seguir, si en cambio la crítica, si
propone como modelo la poligamia, la promiscuidad, la pareja abierta
o la vida de soltero, entonces la pareja amorosa se resquebrajara. p.
186
Lo anterior me lleva a pensar en que el
contexto, época e historia personal del narrador o del autor
influye considerablemente en lo que escribe o produce sobre el tema.
En este sentido es interesante observar cómo ha
evolucionado el argumento en las muchas películas que se han
producido sobre los triángulos amorosos tanto por el cine nacional,
por el cine norteamericano o el cine europeo y sobre todo en las
últimas décadas.
El cine mexicano actual empieza a tocar más
frecuentemente la infidelidad y ahora reconoce las relaciones
paralelas de las mujeres como en la películas Cilantro
y pereji o
El segundo aire en donde la
protagonistas femeninas tienen una relación con un estudiante más
joven que ella sin que tenga consecuencias funestas.
La película norteamericana de Infidelidad,
filmada en 2002 con Richard Gere y Diane Lane que es un remake
de la primera versión francesa de 1969 titulada La
Femme Infidele en donde el protagonista
masculino mataba al amante y terminaba en la cárcel, en la versión
norteamericana actual del director Adrián Lyne quien también ha
realizado otras películas sobre el tema como Atracción
fatal o Una propuesta indecorosa
tiene ahora otro final. Connie y Ed viven también una relación
rutinaria “aparentemente perfecta” hasta que aparece el atractivo
Paul en la vida de ella. Ed, al descubrir la infidelidad también
mata al amante, pero irónicamente en esta nueva versión, el crimen
no se descubre y mejora la relación de los esposos.
MONOGAMIA Y TRIAGULOS AMOROSOS
¿Es natural la monogamia¿ es la pregunta con la
que inicia un capítulo Fisher (1999) en su libro titulado Anatomía
del amor, Historia natural de la monogamia, el adulterio y el
divorcio. La antropóloga, después de
hacer un recorrido por la biología, enfatiza la necesidad de la
especie humana de garantizar su futuro genético con el apareamiento.
Señala que los rituales humanos como el galanteo, el cortejo, el
casamiento o el divorcio, son como guías a través de las cuales
hombres y mujeres se seducen entre sí con la finalidad de
reproducirse ( ibidem
p.59)
También nos aclara que monogamia y fidelidad no
son sinónimos si nos atenemos a su significado etimológico, ya
que según el Diccionario Enciclopédico
Larousse (1999) «monogamia
es la condición de estar casado con una sola persona a la vez»
por lo tanto monogamia no implica fidelidad, sin embargo se usa
comúnmente como sinónimo. Considero que de manera errónea se ha
identificado a la monogamia como un compromiso para toda la vida,
mito que ha sido cuestionado por distintos autores (Manrique,1996;
Lazarus, 2003; Fisher, 1999 )
Los antropólogos consideran que la mayoría
de las especies animales superiores, incluyendo la de los humanos,
son polígamas, lo explican por la necesidad de una búsqueda de
mayor diversidad genética a la hora de la reproducción, Para ellos
los homínidos,
son una especie en donde los machos requieren varias hembras para ser
protegidas y para que la especie perdure, dado que los hombres tienen
mayor cantidad de espermatozoides y que la mujer tiene un solo óvulo
y menos posibilidades de embarazarse.
Esta explicación antropológica y con tintes
machistas que apoya la poligamia, contrasta con las normas sociales
planteadas por las instituciones desde los tiempos ancestrales que
han privilegiado el matrimonio y la fidelidad a una sola persona como
la garantía de la estabilidad de la sociedad, además de ser
consideradas como sinónimo de una conducta adecuada y recta. Regla
aplicada por la mayoría de las culturas sobre todo a la población
femenina pero no necesariamente a los hombres.
La misma iglesia católica y la mayoría de las
religiones condenan el adulterioiii
en las cuales se han escrito mandamientos, reglamentos, normas,
etc. señalando prohibiciones y castigos para aquel que tenga todo
tipo de relaciones fuera del vínculo matrimonial.
El Nuevo Testamento va más allá y condena incluso las fantasías
de una relación cuando hace referencia a Jesús quien señala: “yo
les digo que cualquiera que mira a una mujer y la codicia, ya ha
cometido adulterio con ella en el corazón."
Mateo 5: 27.
Muchas controversias han tenido lugar en torno
al no desearas a la mujer de tu
prójimo que se ha convertido en
una especie de dictum
idealizado que como muchos actos de la conducta humana, prohíbe lo
que más se desea. Esta consigna deja de lado la posibilidad de que
la mujer tenga siquiera derecho a desear y descalifica la importancia
que tienen las fantasías en el desarrollo del ser humano.
Las estadísticas sobre las relaciones fuera
del matrimonio van en contra de la idea de la monogamia concebida
como una relación de exclusividad bajo un contrato social. En
Estados Unidos por ejemplo se calcula que el 50% de los
norteamericanos casados (se incluye a las mujeres) informan haber
tenido relaciones fuera del vínculo marital o del compromiso de
pareja, (Fisher,1992; Sobotnik y Harris, 1999). Sin embargo, en estas
estadísticas no se especifican las características de estas
relaciones.
Para Sobotnik y Harris (1999) la mayoría de los
vínculos triangulares nacen en los periodos de transición del
ciclo vital de los individuos que pueden incluir, los nacimientos de
los hijos, su adolescencia, las crisis de la edad media con la
partida de los hijos, la muerte de un familiar o bien el ascenso
laboral o profesional, también se originan por la poca
disponibilidad del cónyuge, por distancia geográfica o exceso de
trabajo, otros factores aducidos por estas autoras son la falta de
deseo sexual o bien por agresión o venganza contra el cónyuge. Un
factor importante en su opinión es el advenimiento de la vejez que
según refieren, con la llegada del viagra ha aumentado la incidencia
de relaciones extraconyugales en personas de más de 60 años.
Sin embargo, yo pienso que aunque válidas, estas
son razones descriptivas actuales pero no nos explican el porqué
de los triángulos a lo largo de la historia de la humanidad y tal
vez sería más adecuado como señalan, Campo y Linares ( 2002),
hablar más que de causas, de factores que facilitan o propician la
infidelidad.
Freud nos ha brindado una concepción teórica
más general, sobre las causas de los triángulos amorosos, al
señalar que existe una continua lucha entre la manifestación
instintual como tal y las convenciones sociales, lo que escribió en
varios de sus trabajos y que son líneas hipotéticas que nos pueden
dar luz del porqué de la alta frecuencia de las relaciones amorosas
paralelas:
En Los tres ensayos sobre una teoría
sexual (Freud, 1905 p. 221) nos habla
sobre la oposición entre la cultura y el libre desarrollo de la
sexualidad; en 1927 en el Porvenir de
una ilusión( Freud,1927 p.7) nos dice
que “ toda cultura debe edificarse sobre la renuncia a lo
pulsional Sin embargo en donde plantea con más claridad este
conflicto es en su escrito de 1929 El
malestar en la cultura( Freud,1929
p.100) en el cual nos enfatiza como el amor se contrapone a los
intereses de la cultura, párrafos más adelante agrega que:
“el amor
genital heterosexual, es estorbado también por las limitaciones que
imponen la legitimidad y la monogamia, la cultura de nuestros días
deja entender bien a las claras que sólo permitiría las relaciones
sexuales sobre la base de una ligazón definitiva e indisoluble entre
un hombre y una mujer que no quiere la sexualidad como fuente
autónoma de placer y está dispuesta a tolerarla solamente como la
fuente, hasta ahora instituida para la multiplicación de los seres
humanos”.(
ibidem
p.100.
De lo anterior se desprende que el instinto va en
contra de la relación exclusiva y de amor genital heterosexual y
continuamente podemos observar la lucha permanente del instinto que
alimenta las relaciones fuera del vínculo de la pareja.
LA PAREJA, EL ESPACIO EXTRACONYUGAL Y EL “OTRO”
Hoy por hoy existe una fuerte tendencia de muchos
individuos a vivir solos, como lo señala Barragán (2003), escritora
mexicana, que menciona una fuerte inclinación en la población
femenina mexicana para tomar la elección de vivir solas.iv,
Sin embargo la meta de vivir en pareja y de
mantener una relación única, continúa siendo un ideal de la
mayoría de los jóvenes de la cultura occidental ( Galende,2001).
Este ideal de pareja que con el matrimonio consolide el vínculo
amoroso, contrasta con el número creciente de divorcios y la
disminución de la tasa de conyugalidad ( Beck, U.; Beck, E. (
1998). En México, por ejemplo, los porcentajes de divorciados han
aumentado según los Censos, en 1950 los divorciados de ambos sexos
ocupaban el 0.5 %, mientras que en el año 2000 aumentaron al 1.0
%; mientras los casados bajaron en las mismos años del registro de
50.1% a 44.6%v
El mito generalizado de que casarse resuelve todos
nuestros problemas y de que el matrimonio será la continuación
obligada de la relación amorosa para toda la vida, ha sido un ideal
de la modernidad que ha favorecido la dependencia y que conduce
rápidamente al aburrimiento y a la rutina, también a la patología
según lo señala Rampage (1995) en un capítulo sobre los
aspectos de género en la terapia marital, donde menciona que los
hombres casados viven más y más saludablemente, mientras que con
la mujer sucede los contrario , así la mujer soltera tiene una
incidencia más baja de enfermedades físicas y emocionales, p. 261.
Pareja no significa siempre matrimonio, ni es la
culminación del vínculo amoroso, sino muchas veces es lo contrario,
ya que el amor en muchos casos va terminando de manera gradual
después de contraer nupcias, pareja tampoco significa una unión
necesariamente amorosa, existen conflictos, agresiones, rivalidad,
luchas de poder y dificultades con la intimidad que derivan entre
otras cosas del hecho de que después de nacer, requerimos un largo
periodo de maternaje, con una relación simbiótica que idealmente se
resuelve con un complejo periodo de individuación, que entra en
crisis cuando elegimos pareja y se activa el anhelo de regresar a una
fusión simbiótica en el momento que nos enamoramos y nos casamos.
En mi experiencia he podido observar las
dificultades que tienen muchos miembros de las parejas para mantener
un desarrollo autónomo e independiente de sus padres a pesar de
vivir juntos, que entra en crisis ante la posibilidad de una
separación o un divorcio como consecuencia de una relación
triangular, ya que las parejas muchas veces permanecen unidas por
miedo a funcionar de manera independiente o por dificultades
económicas.
Para Mitchel (2003) el amor es difícil de
encontrar y más difícil de mantener y fácilmente se degrada,
entre otras cosas porque es manejado por la sexualidad que es de
naturaleza primitiva y no permanece eternamente, p. 28.
Manrique (2001) opina que la excesiva proximidad,
con acceso fácil al sexo y a la interacción permanente, lleva a la
desaparición del deseo y al declive de la relación amorosa. Para
éste autor, esta sería una de las razones que explicarían las
relaciones triangulares, ya que en su opinión va a existir la
necesidad de nuevos espacios y nuevas emociones fuera de lo conyugal
vi.
Relaciones que pueden o no tener involucración sexual o afectiva.
Nuevos espacios que reactivan un mundo privado
que incluye fantasías y deseos que no se pueden compartir y que van
constituyendo un campo exclusivo, solitario, que es nutrido por las
motivaciones y las necesidades inconscientes de cada persona.
Intimidad secreta que se comparte, ahora con el otro, no con la
pareja, a través del “chat” o el correo electrónico, que se han
convertido en medios fáciles y rápidos que mediante un simple
“clic” comunican lo prohibido, lo secreto y que sustituyen la
frustración , la soledad y el vacío que ocasionan los avatares de
la vida conyugal actual.
El citado autor le llama a todo esto lo
extraconyugal y lo define como:
“ toda aquella relación que se da entre una
persona y otro, que no es el cónyuge y que tiene impacto en el nivel
de intimidad, distancia emocional o compromiso en la relación de
pareja”. p. 31.
Si nos detenemos a pensar en esta definición
podemos considerar que además de que no establece juicios morales,
incluye a los tres participantes del triángulo.
Lo extraconyugal, nos dice, no es en sí negativo
o positivo y su valoración se realiza en función de la alteración
que produzca en la relación conyugal.
En su trabajo acerca de la elección de objeto
amoroso en el hombre, Freud (1910) también nos confirma la
inclinación por el “otro” cuando señala la necesidad del
hombre de buscar otra mujer que no sea la esposa como objeto amoroso
y que precisamente este comprometida con otro hombre como una
reminiscencia de que en su niñez el amor a su madre le pertenece al
su propio padre y él compitió ferozmente por arrebatarla.
Lo otro o lo tercero,
juega entonces un papel importante en los vínculos amorosos en
tanto que nos aislamos del resto del mundo, de los demás para
convertirnos en nosotros,
para intentar infructuosamente ser uno, en la deseada, pero temida
fusión, pero al mismo tiempo se elige al otro para huir de la
fusión, como si esto fuera un regulador de la distancia. Lo mismo
sucede en la relación formal de la pareja donde el mundo del pasado,
de la familia de origen, de las antiguas parejas, parecen ser
fantasmas que eventualmente pueden cobrar vida y convertirse en
actores principales que ponen de manifiesto la triangulación
En el presente ensayo utilizaré el término de
Bowen( 1979) de triángulo que define como: La
piedra fundamental de todo sistema emocional en la familia o en
cualquier otro grupo humano, que es más estable que el sistema de
dos personas(p 373).
El autor señala que en periodos de calma, los
triángulos se disfrazan de una confortable cercanía entre dos
personas, con la exclusión de una tercera que tiene una posición
menos confortable y que él denomina extraño.
Esto se puede ejemplificar cuando nace un niño y el esposo va a
ocupar el lugar de extraño
quedando excluido, lo que lo orilla a buscar una relación con una
tercera, de esta manera se estabiliza el sistema, ya que por este
medio se resuelven sus necesidades afectivas y sexuales, sin expresar
de manera abierta sus celos por el nuevo habitante de la casa.
La esposa por su lado puede depositar toda su
energía libinal en el recién nacido. El conflicto aparece cuando la
esposa empieza a recuperar su sexualidad e intenta reconectarse con
el cónyuge, lo que coloca ahora a la tercera en la posición de
extraña.
En opinión de Bowen, las fuerzas emocionales que
se mueven dentro del triángulo están en movimiento constante, yo
agregaría que estas fuerzas tienen una fuerte motivación
inconsciente que permite que las parejas realicen con frecuencia
ajustes intrapsíquicos ante diversas situaciones de su ciclo vital,
como puede ser el nacimiento de un hijo u otros eventos
trascendentes.
Lo triangular, es un componente fundamental de
las relaciones humanas, es un modo de organización mental que está
implícito en la triada edípica en la cual aprendimos nuestras
primeras letras amorosas. Lo triangular es una parte importante del
vínculo amoroso, una parte escindida, reprimida, lista a
manifestarse en distintas situaciones como en el nacimiento de los
hijos cuando el padre es desplazado fuera de la díada madre-hijo, o
cuando nos desprendemos de la madre para incorporarnos a la
escolaridad y se presentan de manera sutil los celos con los
maestros. Otros casos se pueden observar en los amores platónicos
de la adolescencia, cuando los padres se oponen a los primeros
enamoramientos de los hijos o bien en la clásica rivalidad con los
suegros del mismo sexo. Por supuesto el fenómeno se presenta en
las relaciones extraconyugales, tema que es el motivo central de
este ensayo.
La triangulación es entonces un viejo camino por
el que han transitado los miembros de una pareja y que puede
activarse con facilidad ante diferentes conflictos abiertos o
inconscientes. Desde un punto de vista sistémico como señala Bowen,
los triángulos también proporcionan estabilidad a las relaciones
de pareja.
HISTORIA NATURAL DE LOS TRIANGULOS
Los diferentes especialistas que han escrito
sobre el tema han tratado de establecer clasificaciones o patrones
sobre la infidelidad, Pittman (1989) en su famoso libro Private
lies estableció cuatro tipos de
acuerdo a su experiencia con cien casos de infidelidad, considerando
la energía emocional que consumían: 1.- Infidelidad accidental,
2.- Los seductores, 3.- el Affaire
romántico y 4- La infidelidad acordada. Más recientemente Brown
(1999) en su último libro titulado precisamente Affaire
establece también cinco tipos diferentes de relaciones triangulares
que se refieren a las características de la pareja primaria y que
serían los 1.- evitadores del conflictos, 2.- los que temen a la
intimidad, 3- los adictos sexuales, 4.- los que escinden el self y
5.- los que mantienen un exitoso affaire
, en cada uno de ellos la autora
explica sus características y perfiles
Otros autores como Subotnik y Harris ( 1999)
mencionan cuatro tipos de triángulos de acuerdo a la involucración
emocional y que pueden evolucionar hacia un mayor compromiso
emocional, el primero se refiere a la persona que tiene un affaire
cada noche con una persona distinta sin ninguna cercanía emocional
como sucede con el típico Don Juan . Un segundo tipo serían las
típicas aventuras que también carecen de compromiso emocional
como en la película de Atracción
fatal. en la que el personaje masculino
vive la relación como un encuentro ocasional. Un tercer tipo sería
el amor romántico donde ya existe un importante compromiso
emocional y finalmente las relaciones de larga duración, que duran
mucho más y que pueden marchar de manera paralela al matrimonio
oficial y que tienen también un alto grado de compromiso afectivo.
Yo creo que estas clasificaciones podrían ser
útiles si pretendemos estudiar descriptivamente las relaciones
triangulares, sin embargo como hemos comentado las definiciones sobre
el amor, la pareja, la exclusividad y el compromiso en las relaciones
amorosas son conceptos que están cambiando rápidamente y nuevos
modelos de relación triangular aparecen y rebasan los intentos
clasificatorios.
Hoy en día algunas relaciones son ocasionales
sin involucración afectiva, otras frecuentes y actuales son las que
se inician por el chat,
que de acuerdo a una investigación reciente es considerada la forma
más común de iniciar una infidelidad conyugal en USA.vii
otras son breves e intensas, y su recuerdo parece ser un alivio para
una existencia gris, como en la película Los
puentes de Madison en donde para.
Francesca el personaje femenino, la relación que vivió con Robert
, aunque siempre permaneció oculta, parece haberla acompañado y
darle sentido a su vida hasta su muerte.
Otras más son para toda la vida y mantienen una
vida oculta doble como la típica “casa chica “o de manera
abierta o semioculta en donde la esposa niega los muchos indicios de
que su cónyuge mantenga otra relación. Algunas terminan con el
vínculo conyugal y dan pie a una nueva relación como sucede en el
origen de muchas familias reconstruidas. En algunos casos, el
componente sexual es primordial y los participantes mantienen un
tipo de contrato con encuentros ocasionales y en donde se prohíbe
implícitamente el enamoramiento
Tomando en cuenta los cambios en la concepción de
los triángulos y las muchas formas de manifestación, es importante
contar con una definición operacional que desde una perspectiva
psicoterapéutica límite con claridad lo que consideramos que es una
relación triangular. Para fines de este trabajo la definiré como:
Aquella relación en que participan tres
integrantes, que pueden ser hombres o mujeres, que contribuyen de
manera consciente o inconsciente, tanto al origen como a la
permanencia del vínculo triádico, relación que tiene vínculos
intensos emocionales y/o sexuales o ambos y que tiene un principio,
un desarrollo y desenlace.
Con esta definición, dejó de lado las
relaciones ocasionales, los llamados “free” o las aventuras
extraconyugales de una noche, que la mayoría de las veces no tienen
un compromiso emocional, o bien los encuentros cibernéticos, que se
se pueden considerar manifestaciones sociales de la época
postmoderna que expresan el temor a la cercanía afectiva.
Como se puede ver, el compromiso emocional y/o
sexual , así como la intensidad de las repercusiones psicológicas
son para mí los dos criterios fundamentales para calificar un
triángulo amoroso. Criterios que no se deben tomar como
definitivos, pero que de acuerdo como mi experiencia clínica son
útiles en estos tiempos actuales en donde tenemos frecuentes
solicitudes de consulta por este tipo de conflcitos.
En mi opinión todo triángulo amoroso tiene un
principio, un desarrollo y un desenlace, una
historia natural que debe tomar en
cuenta los ingredientes psicológicos de los tres implicados. En
los siguientes párrafos describiremos este proceso con algunas
breves viñetas clínicas.
Los inicios
Una relación triangular se inicia con un
encuentro accidental en apariencia pues en la mayoría de los casos
existen factores que propician la relación triángular : un
conflicto abierto o no en la pareja original, puede ser una de las
causas, también una crisis, pero de manera más común, una serie de
sentimientos y conflictos soterrados y no comunicados que inclinan al
miembro de la pareja que llamaremos activo, hacia la búsqueda de un
tercero. La distancia sexual o afectiva o la falta de atracción
sexual hacia el miembros de la pareja oficial, o bien el argumento
común de “ya no estoy enamorado” son razones inicialmente
privadas, aducidas para justificar la necesidad de “otro”.
En una lectura más profunda observamos que se
van haciendo más patentes una serie de necesidades afectivas
inconscientes que el miembro pasivo de la pareja no llena, y de los
cuales tampoco se percata, los sentimientos de soledad, de vacío y
de distancia se hacen más intensos y el mundo privado del miembro
activo empieza a jugar con la fantasía de algo externo, de
encontrar un receptor en el que se van depositando las carencias de
la relación de pareja, hasta que se encuentra al tercero. En los
inicios, la atracción puede tener un interés físico o bien sólo
de compañía y de ternura, conforme avanza, va a tener la misma
mecánica que se da en el enamoramiento, con una fase de
idealización, necesidad extrema y de sorpresa por el descubrimiento
de lo prohibido y de cosas nuevas que parecen empezarse a vivir por
primera vez, Paz (1993) habla de la trasgresión como un elemento
importante del sentimiento amoroso.
Cuando empieza la relación, el miembro pasivo,
reprime o racionaliza los indicios de alejamiento de su pareja. El
tercero por su lado se conecta con las identificaciones proyectivasviii
del miembro activo y muchas veces actúa el rol que éste le ha
asignado, también por sus propias necesidades psicológicas y, de
esta manera, se da la triangulación que inicialmente mantiene el
sistema estable.Sobre la terminación
Pensando de manera procesal, podemos señalar que
las relaciones triangulares tienen un final; desde las que terminan
tempranamente debido a la intensidad de los sentimientos de culpa o
bien por la revelación o descubrimiento del tercero, lo que no
necesariamente significa que desaparezca en el espacio
intrapsíquico y muchas veces permanece como un recuerdo intenso
para toda la vida.
Otro tipo de terminación es por medio de la
renuncia volitiva de uno o de los dos involucrados en la relación no
oficial, terminación difícil y dolorosa que no finiquita los
sentimientos amorosos internos, que permanecen y pueden retornar
después de un tiempo y que a veces dejan un duelo importante, sobre
todo cuando la relación triangular tiene mucho tiempo.
En otras ocasiones finalmente el miembro activo
se separa o se divorcia y se inicia ahora una relación pública y
oficial con el miembro que era ajeno, dando pie a la posibilidad de
una familia reconstruida.
Otras más finalizan por las conductas agresivas
de uno de los miembros involucrados, así un pretexto para terminar
puede ser la atracción de un nuevo tercero. Otros tipos de
relaciones triangulares permanecen estables como triángulo para toda
la vida de manera oculta en lo manifiesto y en lo latente parecen
mantener una homeostasis. O bien triángulos abiertos como un arreglo
o contrato de los tres involucrados.
Finalmente a continuación se señalan algunos
aspectos sobre el manejo terapéutico de los triángulos amorosos.
Sobre la revelación del triángulo en la
terapia de pareja
El tema de la revelación del triángulo ha
sido polémica entre los especialistas. Una posición clásica es a
que señala Pittman (1989) que aconseja que el triángulo sea
revelado, ya que la mentira sería un obstáculo para que se lleve a
cabo el proceso terapéutico, Brown (1991) también está de acuerdo
con esta postura.
. Kaslow ( citada por Subotnik y Harris ver
cit ) opina que como en muchos casos
los “siempres” o los “nuncas” no son recomendables y menos en
temas que se encuentran tan polarizados, señalando al respecto que
existe un abismo entre estas dos posturas y que lo que muchas veces
reflejan es, si el que lo dice está hablando teóricamente del
tema o desde su experiencia con casos reales.
En mi opinión una posición que respete la
decisión del paciente, que muchas veces en una consulta individual
proporciona información sobre la existencia de un tercero es la más
adecuada. El paciente entonces deberá considerar las consecuencias
a corto y largo plazo sobre la revelación, así como el timing
para hacerlo, pero reitero es derecho
del paciente el tomar la decisión.
En nuestro medio, además entre las razones para
no hacer la revelación estaría la violencia masculina que la
revelación acarrea y que puede llevar a agresiones físicas graves,
otras razones van en la línea de considerar el efecto emocional de
la revelación sobre el cónyuge, así alguien deprimido o con
antecedentes de intentos suicidas u otras alteraciones mentales
puede tener consecuencias graves.
¿Terapia de pareja o terapia individual?
Este parece ser otro dilema que se le presenta al
clínico que tiene formaciones tanto en el área psicodinámica como
en la sistémica. Ante un descubrimiento o revelación de una
relación triangular, suceden una serie de eventos que requieren un
manejo de intervención en crisis, Pittman (1995) describe un
capítulo sobre el tema en el libro Clinical Handbook of
couple therapy .
El miembro del triángulo que ha descubierto la
relación la relación paralela de su cónyuge o pareja, reacciona
con confusión, rabia y caos que puede sabotear cualquier intento de
ayuda. En mi opinión la terapia de pareja es la indicación
inicial, que intenta ayudar a que la pareja pueda disminuir la
intensidad de sus sentimientos de enojo, rabia y la impulsividad,
para que se pueda favorecer un diálogo y se eviten las decisiones
precipitadas para terminar la relación. El terapeuta tendrá que ser
cuidadoso para no tomar partido, ni identificarse con el miembro de
la pareja más lastimado. Las sugerencias directas para terminar la
relación extraconyugal o el querer enfatizar demasiado en los
detalles de la otra relación afectan la alianza terapéutica que
tiene que ser con los dos miembros de la pareja que consultan.
Un objetivo importante cuando ha disminuido la
intensidad de las reacciones emocionales, es el que la pareja
intente examinar, los inicios de su relación de pareja, así como
los distintos eventos de su ciclo vital y el contexto en que se
inició la relación triangular, algunos eventos traumáticos y
conflictos no aclarados, pueden ser el origen del alejamiento de la
pareja.
También es importante trabajar con las
motivaciones para seguir un proceso terapéutico con el miembro que
fue descubierto y que acude a terapia obligado por las
circunstancias.
En algunos casos después de que la situación
crítica ha sido controlada, se puede indicar un tratamiento
psicoanalítico individual a cada uno de los miembros de la pareja.
La indicación más adecuada para tratamiento
individual es cuando uno de los miembros del triángulo ya sea
alguno de los que mantienen la relación oculta , desea examinar su
relación y eventualmente tomar una decisión o bien cuando el
miembro oficial , aparentemente no enterado , considera examinar los
conflictos abiertos o no con su pareja.
En el primer caso el análisis individual,
permitirá examinar distintos aspectos de la vida infantil, de las
relaciones objetales o primarias, los patrones de apego, juegan un
papel fundamental en la relación triangular. En estos casos es
importante enfatizar que el objetivo del tratamiento psicoanalítico
no es tomar la decisión de separarse o terminar con la relación
triangular, sino más bien examinar minuciosamente las motivaciones
inconscientes que se encuentran detrás de la conducta consciente
del que solicita la ayuda terapéutica.
En los casos de relaciones triangulares ocultas,
la relación nueva o el “otro” o bien la necesidad de tomar una
decisión rápidamente, se pueden convertir en una resistencia del
paciente, que utiliza esos temas como únicos en las sesiones, pero
también el terapeuta puede presionar bajo la influencia de su
contratransferencia a que el paciente elija una sola opción de
relación como meta terapéutica.
A manera de conclusiones
Desde una óptica clínica y considerando nuestra
actividad psicoterapéutica como una profesión de ayuda, pienso que
los terapeutas o psicoanalistas no debemos tomar una actitud de
condena o juicio ante las relaciones amorosas trnagulares, sino más
bien concebirlas como fenómenos
relacionales multicausales que tienen una alta incidencia y que deben
ser evaluados de forma individual, ya
que cada relación triangular, es única y las motivaciones
inconscientes, la personalidad de cada uno de sus miembros, el
contexto, el género, las creencias morales, los valores, la
biología, la fase del ciclo vital por el que cursan sus integrantes,
se combinan y determinan un sistemas triádico complejo y diferente
en cada caso.
El tema de las relaciones triangulares es
altamente autoreferencial, como hemos revisado esta en conexión
directa con nuestras construcciones y experiencias personales sobre
el amor, la pareja y el compromiso emocional.
Como problema clínico merece un lugar especial
no sólo por su alta frecuencia y sufrimiento emocional que ocasiona
a sus participantes. Mantener una relación triangular requiere que
se mienta y mantener el secreto consume una gran cantidad de energía,
además el sexo extramarital conduce a la distancia emocional y a
la disminución de la atención del miembro excluido, disminuyendo
los encuentros sexuales y la posibilidad de resolver muchos de los
asuntos instrumentales y profundos de la pareja. También merece
nuestra atención porqué representa un reto terapéutico tanto para
quienes manejan pacientes con modelos psicoterapéuticos individuales
como para los terapeutas familiares y de pareja.
En mi opinión el modelo sistémico de Bowen
sobre los triángulos es de gran utilidad para la comprensión de
estas tríadas amorosas, además de tener similitudes con algunas
hipótesis psicodinámicas. También es de utilidad para el diseño
de estrategias terapéuticas que puedan mantener la neutralidad,
elemento básico en el manejo de estos casos.
Como se puede desprender del trabajo anterior, el
compromiso emocional y o sexual
y la intensidad de las repercusiones
psicológicas sobre
los integrantes, son dos de los
criterios fundamentales para calificar el triángulo amoroso y son
aspectos importantes en la evaluación para el trabajo terapéutico.
NOTAS
1
Capítulo publicado en el Libro Los amorosos y
sus descontentos, en 2006. México:Editorial Lumen.
i
Párrafo extraído del capítulo IV titulado
¿Por qué el adulterio? Del libro titulado Anatomía
del amor, historia natural de la monogamia, el adulterio y el
divorcio de Helen Fisher. Ed.
Anagrama. 1999 p. 84
ii
En lo sucesivo cuando mencionemos al tercero nos vamos a referir
indistintamente a hombre o mujer.
iii
Según el diccionario
Enciclopédico Larousse ver
cit. Adulterio son las relaciones
sexuales de una persona casada con alguien que no es su cónyuge.
Es un término legal utilizado sólo para aquellos que están
casados y que acuden a la cópula carnal voluntariamente con un
tercero que no es el marido o esposa. Debido a que actualmente
muchas parejas ya no contraen matrimonio tampoco es un término
válido.
iv
Según esta autora de acuerdo al censo de 2000 de
México, mostró que 7.5 millones de mujeres entre 20 a 59 años,
declararon no tener pareja (contra seis millones de hombres) ver
cit.
v
Datos obtenidos del INEGI de la encuesta de 2000. Instituto
Nacional de Estadística, Geografía e Informática. México.
vi
Para este autor conyugalidad
se refiere al espacio físico y mental, real o virtual en el que la
pareja vive p.31.
vii
En opinión de Beatriz Ávila de la universidad de Florida las
llamadas “aventuras cibernéticas ” son muy comunes entre
hombres y mujeres casados entre 25 y 66 años en una población que
va desde madres de familia, trabajadores de la construcción
enfermeras e ingenieros, hasta directivos de empresas en USA
Se
calcula que 150 millones de personas al día se conectan a internet
con el fin de relacionarse con otras, bajo el supuesto que aventuras
de este tipo no constituyen infidelidad; aunque en algunos países
ya se esgrimen como causal de divorcio.
(Información obtenida de internet)
Ogden (
ver cit) La define como un mecanismo en donde ambos integrantes son
proyectores y receptores de síntomas, pensamientos o roles y que
puede ser un proceso psicológico, un modo de comunicación, una
forma primitiva de relación de objeto o una vía para el
intercambio psicológico.
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Gracias por la información..!
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