El pasado 25 de
abril, se visitó la Universidad Humanitas en donde se impartió la
conferencia.
¿Qué
hacemos los psicoanalistas?
Hacer psicoanálisis es hacer transmisión de la clínica y de la teoría psicoanalítica.
¿Y cómo se transmite la clínica?
Trabajando los problemas teóricos específicos de cada caso de manera tal que tanto clínica y teoría se nutren mutuamente: con los colegas.
Trabajando con los pacientes en la clínica.
Se trabaja con la palabra. Con lo que a través de la palabra transfiere el sujeto a su analista y esto lo hace en libre asociación, incluyendo todos los matices y señales: es decir los equívocos, los actos fallidos, los sueños, los silencios etc., etc. Pero también el analista en " atención flotante" trabaja con lo que va sintiendo en su contra transferencia pudiendo de construir ese discurso de manera tal, de poder entregarlo más digerido y entendible.
Así transitamos por la simbolización, la realidad, la creación de lo nuevo, las creencias de la vida cotidiana, pero siempre en relación con las reverberaciones y re significados que el sujeto consultante nos muestra a veces con bastante generosidad y amplitud.
Parece haber quienes tienen claro todo el tiempo lo que hacen y por qué lo hacen, incluso se jactan de lo que no saben lo que a mi gusto sería una muestra del "saber" y la potencia del psicoanálisis.
En realidad debo reconocer que esta es una postura.
Considero que el psicoanálisis es una experiencia de vínculo entre analista y paciente que permite testimoniar tanto las intervenciones y sus efectos en aquel que analiza y el que es analizado, pero siempre reconociendo la dimensión de cada uno de esa diana.
Por eso hacer psicoanálisis es una artesanía a construir.
Hacer psicoanálisis es hacer transmisión de la clínica y de la teoría psicoanalítica.
¿Y cómo se transmite la clínica?
Trabajando los problemas teóricos específicos de cada caso de manera tal que tanto clínica y teoría se nutren mutuamente: con los colegas.
Trabajando con los pacientes en la clínica.
Se trabaja con la palabra. Con lo que a través de la palabra transfiere el sujeto a su analista y esto lo hace en libre asociación, incluyendo todos los matices y señales: es decir los equívocos, los actos fallidos, los sueños, los silencios etc., etc. Pero también el analista en " atención flotante" trabaja con lo que va sintiendo en su contra transferencia pudiendo de construir ese discurso de manera tal, de poder entregarlo más digerido y entendible.
Así transitamos por la simbolización, la realidad, la creación de lo nuevo, las creencias de la vida cotidiana, pero siempre en relación con las reverberaciones y re significados que el sujeto consultante nos muestra a veces con bastante generosidad y amplitud.
Parece haber quienes tienen claro todo el tiempo lo que hacen y por qué lo hacen, incluso se jactan de lo que no saben lo que a mi gusto sería una muestra del "saber" y la potencia del psicoanálisis.
En realidad debo reconocer que esta es una postura.
Considero que el psicoanálisis es una experiencia de vínculo entre analista y paciente que permite testimoniar tanto las intervenciones y sus efectos en aquel que analiza y el que es analizado, pero siempre reconociendo la dimensión de cada uno de esa diana.
Por eso hacer psicoanálisis es una artesanía a construir.
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