martes, 23 de abril de 2013

Consulta Terapéutica


En está ocasión compartimos un artículo escrito por uno ex alumno de la Maestría de Niños y Adolescentes y quien está muy comprometido en la atención a niños.
Fernando Salinas Quiroz 1

Dentro de los enfoques psicoterapéuticos específicos para explorar la psicopatología del bebé y su familia destaca la Consulta Terapéutica que plantean Lebovici y Mazet, quienes retoman y extienden las propuestas de Winnicott al llevar la exploración de la psicopatología al desarrollo temprano y por ende al entendimiento dinámico de las interacciones precoces. El profesor Lebovici utilizó a la Consulta Terapéutica, término acuñado por Winnicott (1989) para referirse a un método específico de abordar las interacciones tempranas madre-bebé en la situación clínica. En ésta se tiene por lo general a un bebé sintomático.
La consulta terapéutica (tal y como la define Serge Lebovici) introduce la dimensión intergeneracional, busca establecer un pasaje entre lo intrapsíquico y lo interpsíquico y viceversa.
Lebovici (1993) al referirse a la Consulta Terapéutica nos dice: “Un bebé está en brazos de su madre: un psicoanalista observa a dos protagonistas de la interacción y escucha hablar a la madre de esta situación”. Cramer (1993) diría que no se trata sólo de una observación directa de la interacción madre-bebé, sino que lo que Lebovici propone es que el analista aprehenda lo que ocurre entre una madre y su bebé dentro de un encuadre de una situación “transferencial”; aunque está claro que la Consulta Terapéutica no pretende, por ningún motivo, reproducir el encuadre analítico clásico.
En la Consulta Terapéutica el terapeuta trabaja con un bebé y con su madre que lo tiene en brazos. “El interés central está puesto en el nexo que existe entre la conducta del lactante, entendida como hecho comunicativo, y la respuesta de la madre, y viceversa” (Lebovici, 1983). El terapeuta observa de una manera empática, el desarrollo de las interacciones madre-bebé, y eventualmente las interacciones que se llevan a cabo con otros miembros de la familia, sobre todo con el padre. Permite que los padres hablen de ellos mismos, de sus familias, de su pasado y de la repetición de sus conductas. Da lugar a que los padres evoquen los fantasmas proyectados sobre el bebé y de esta manera les da un sentido a sus interacciones fantasmáticas e imaginarias. El terapeuta en la Consulta Terapéutica intenta comprender, con la ayuda de los padres, las motivaciones conscientes e inconscientes de sus conductas, lo que permitirá que ellos entiendan su propio comportamiento y modifiquen sus proyecciones fantasmáticas sobre el bebé.
La madre puede ver a su hijo y comportarse consecuentemente con él desde varios aspectos: el real, el bebé que duerme sobre su pecho; el imaginario, que es el fruto de su deseo de maternidad y del deseo del hijo; y el fantasmático, producto de su organización edípica y sostenido por la culpa de este deseo. Por lo tanto el bebé interactúa con las representaciones imaginarias y fantasmáticas que sus padres le proponen, viéndose afectado considerablemente su funcionamiento por las identificaciones proyectivas de sus padres. La Consulta Terapéutica permite a los padres modificar las proyecciones fantasmáticas ejercidas sobre el bebé, rescatándolo de esta depositación fantasmática que afecta y determina su funcionamiento.
El comportamiento de la madre en estos primeros meses de la vida del bebé, se encuentra matizado por procesos regresivos y de duelo propios del período del posparto, etapa en la que la madre realiza un trabajo psíquico muy intenso para elaborar el duelo que le significa la separación entre el niño imaginario, producto de su narcisismo parental, y el niño real, quien por su apariencia, su sexo y su temperamento le impone una ruptura a su megalomanía procreadora.
Tanto Winnicott como Lebovici han enfatizado que es a través del proceso de los intercambios conductuales y emocionales entre madre e hijo, en donde ellos se invisten afectivamente, y que es con el andar de este proceso que ambos de una manera recíproca, se “hacen madre” y se “hacen hijo”. Han señalado también cómo mutuamente se reconocen psíquicamente en la mirada del otro y cómo a través de la interacción afectiva se identifican como madre y como hijo. No podemos por lo tanto entender, a una madre sin un hijo ni a un hijo sin una madre. Ya nos lo ha dicho Winnicott: (1940) “No existe tal cosa llamada bebé, queriendo decir que en donde se encuentre un bebé, uno encuentra el cuidado materno y sin un cuidado materno no habría infante”.
El psicoanálisis nos capacita también para saber observar de una manera distinta, para saber mirar más allá, para aprender a darle un sentido analítico a las interacciones concretas que se llevan a cabo entre madre-padre-bebé. Para poder decodificar lo que dicen los diferentes comportamientos que se dan en una interacción humana: el corporal tónico-postural, el cutáneo, el de la mirada, el de los intercambios verbales, el de las interacciones afectivas. El psicoanálisis nos permite identificar las fantasías subyacentes que se dejan ver en la interacción madre-bebé.
En la Consulta Terapéutica no se pretende cambiar la estructura de los padres sino hacer una intervención que facilite el establecimiento de la triple diferencia en la relación de los padres con sus hijos, y qué esta triple diferencia es lo que va a estructurar al aparato mental del niño. La triple diferencia se conforma de los siguientes elementos:
  • Yo – No yo
  • Hombre - Mujer
  • Diferencia transgeneracional (Padre-Hijo)
Para que los padres puedan hablar de su propia experiencia como hijos, de sus temores y fantasías, de los contenidos que proyectan al bebé, de los mandatos transgeneracionales, de la compulsión a la repetición de los mismos, entre otros, es necesario se haga una narración de la propia historia de los padres para permitir la filiación del niño.
Las consultas son a tiempo abierto y a libre demanda; busca modificaciones de 1 a 10 entrevistas. Cuándo se tiene éxito en éste tipo de técnica, es posible la construcción de un enlace a otro tipo de tratamiento, por ejemplo se podría canalizar a los padres a terapias de pareja, a alguno de los participantes a un tratamiento analítico individual, entre otros.
Se trata de una intervención específica para la dinámica familiar, específicamente en la relación padres e hijos (itálicas del autor); tiene objetivos y metas concretas ya que muchas veces a través de la elucidación y modificación de estas interacciones dinámicas surge la necesidad y la demanda de intervenciones terapéuticas de otro estilo. Se construye una alianza que permite acceder a otros tratamientos.
Se genera una modificación en la dinámica de las relaciones padres-hijos en los tres ejes principales para generar un paraguas de protección para el desarrollo del niño.
Es técnica específica, puntual, con objetivos acotados y precisos que puede verse como una modalidad de intervención para sanear a un niño y su familia.
Canalizamos no con fracaso, sino con una primera meta de saneación, que quizás sea la única, pero per se, como meta a corto plazo, brinda protección al infante y su familia.
Se interviene en un momento específico (itálicas del autor), éste es en mi opinión el descubrimiento llano de Lebovici, desde el momento en que aflora el deseo de la parentalidad hasta aproximadamente los 3 años del niño (simbiosis-individuación): se estructura el yo parental, entonces es un momento de gran maleabilidad psíquica.
Funciona o se interviene cuándo está en proceso de gestación el yo parental (bebés) aunque se toman casos sin bebés o embarazos, porqué lo que está en proceso de gestación y pone en transparencia psíquica a los padres es la asunción de su rol como padres, pudiendo ser desequilibrado ante pérdidas de los propios padres, por ejemplo.
Me parece que no debería de existir rivalidad con otras corrientes psicoanalíticas, la Consulta Terapéutica NO es psicoanálisis ni promete curas: mejora la función de la parentalidad y apertura a la alianza terapéutica, da mayor eficiencia a los traumas inconscientes, interviene en la reconstrucción del árbol de la vida y brinda la triple diferencia. Se trata de una aplicación breve y práctica del psicoanálisis, no es, entonces, la panacea.

Bibliografía
BRAZELTON, T. B. & CRAMER, B. (1990). La relación más temprana. Padres, bebé y el drama del apego inicial. Barcelona: Paidós, 1993.

CRAMER, B. (1993). Consulta terapéutica madre-lactante. En
Niñez y adolescencia. S. Lebovici, Psicoanálisis ABA. XV (1): 145.
FRAIBERG, S. ADELSON, E. & SHAPIRO, V. (1975). Ghosts in the Nursery: A Psychoanalytic approach to the problems of impaired infant-mother relationships. En Selected writings of Selma Fraiberg, ed. L. Fraiberg Columbus: The Ohio State University Press, 1987, pp. 100-136.

LEBOVICI, S. (1983).
El lactante, su madre y el psicoanalista. Las Interacciones precoces. Buenos Aires: Amorrortu, Ed. 1983. p. 166.


—— (1991). Consulta terapéutica madre-bebé. Confluencias V(1): 34-48.

LEBOVICI, S., WEIL-HARPERN, F. Psicopatología del Bebé. Ed Amorrortu
MAZET, P. y STOLERU, S. (1990). Psicopatología de la Primera Infancia. Barcelona: Mason, S. A. 1993.
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SOLÍS PONTÓN, L., LARTIGUE, T., MALDONADO-DURÁN, J.M., (2006). La cultura de la parentalidad, antídoto contra la violencia y la barbarie. México: El Manual Moderno
SOLÍS PONTÓN, L., Parentalidad que se construye: Manual para los padres, abuelos e hijos. México: Kiddi Pharmaton.
WINNICOTT, D. W. (1965). The Value of the Therapeutic Consultation. En Psychoanalytic Explorations. D. W. Winnicott. eds. C. Winnicott, R. Shepherd & M. Davis. Cambridge, Massachusetts: Harvard University Press. 1989. pp. 318-324.
n (1940).
Estudios para una teoría del desarrollo emocional. Los procesos de Maduración y el Ambiente Facilitador. Buenos Aires: Paidós, Psicología
1 Doctorando en Psicología UNAM. Maestro en Psicoterapia Psicoanalítica de Niños y Adolescentes, Centro de Estudios de Posgrado: Asociación Psicoanalítica Mexicana, A.C. Diplomado Internacional de la Parentalidad CEP-APM.


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