En está ocasión compartimos un artículo escrito por uno ex alumno de la Maestría de Niños y Adolescentes y quien está muy comprometido en la atención a niños.
Fernando Salinas Quiroz 1
Dentro de
los enfoques psicoterapéuticos específicos para explorar la
psicopatología del bebé y su familia destaca la Consulta
Terapéutica que plantean Lebovici y Mazet, quienes retoman y
extienden las propuestas de Winnicott al llevar la exploración de la
psicopatología al desarrollo temprano y por ende al entendimiento
dinámico de las interacciones precoces. El profesor Lebovici utilizó
a la Consulta Terapéutica, término acuñado por Winnicott (1989)
para referirse a un método específico de abordar las interacciones
tempranas madre-bebé en la situación clínica. En ésta se tiene
por lo general a un bebé sintomático.
La
consulta terapéutica (tal y como la define Serge Lebovici) introduce
la dimensión intergeneracional, busca establecer un pasaje entre lo
intrapsíquico y lo interpsíquico y viceversa.
Lebovici
(1993) al referirse a la Consulta Terapéutica nos dice: “Un
bebé está en brazos de su madre: un psicoanalista observa a dos
protagonistas de la interacción y escucha hablar a la madre de esta
situación”. Cramer (1993) diría que no se
trata sólo de una observación directa de la interacción
madre-bebé, sino que lo que Lebovici propone es que el analista
aprehenda lo que ocurre entre una madre y su bebé dentro de un
encuadre de una situación “transferencial”; aunque está claro
que la Consulta Terapéutica no pretende, por ningún motivo,
reproducir el encuadre analítico clásico.
En la
Consulta Terapéutica el terapeuta trabaja con un bebé y con su
madre que lo tiene en brazos. “El interés
central está puesto en el nexo que existe entre la conducta del
lactante, entendida como hecho comunicativo, y la respuesta de la
madre, y viceversa” (Lebovici, 1983). El
terapeuta observa de una manera empática, el desarrollo de las
interacciones madre-bebé, y eventualmente las interacciones que se
llevan a cabo con otros miembros de la familia, sobre todo con el
padre. Permite que los padres hablen de ellos mismos, de sus
familias, de su pasado y de la repetición de sus conductas. Da lugar
a que los padres evoquen los fantasmas proyectados sobre el bebé y
de esta manera les da un sentido a sus interacciones fantasmáticas e
imaginarias. El terapeuta en la Consulta Terapéutica intenta
comprender, con la ayuda de los padres, las motivaciones conscientes
e inconscientes de sus conductas, lo que permitirá que ellos
entiendan su propio comportamiento y modifiquen sus proyecciones
fantasmáticas sobre el bebé.
La madre
puede ver a su hijo y comportarse consecuentemente con él desde
varios aspectos: el real, el bebé que duerme sobre su pecho; el
imaginario, que es el fruto de su deseo de maternidad y del deseo del
hijo; y el fantasmático, producto de su organización edípica y
sostenido por la culpa de este deseo. Por lo tanto el bebé
interactúa con las representaciones imaginarias y fantasmáticas que
sus padres le proponen, viéndose afectado considerablemente su
funcionamiento por las identificaciones proyectivas de sus padres. La
Consulta Terapéutica permite a los padres modificar las proyecciones
fantasmáticas ejercidas sobre el bebé, rescatándolo de esta
depositación fantasmática que afecta y determina su
funcionamiento.
El
comportamiento de la madre en estos primeros meses de la vida del
bebé, se encuentra matizado por procesos regresivos y de duelo
propios del período del posparto, etapa en la que la madre realiza
un trabajo psíquico muy intenso para elaborar el duelo que le
significa la separación entre el niño imaginario, producto de su
narcisismo parental, y el niño real, quien por su apariencia, su
sexo y su temperamento le impone una ruptura a su megalomanía
procreadora.
Tanto
Winnicott como Lebovici han enfatizado que es a través del proceso
de los intercambios conductuales y emocionales entre madre e hijo, en
donde ellos se invisten afectivamente, y que es con el andar de este
proceso que ambos de una manera recíproca, se “hacen madre” y se
“hacen hijo”. Han señalado también cómo mutuamente se
reconocen psíquicamente en la mirada del otro y cómo a través de
la interacción afectiva se identifican como madre y como hijo. No
podemos por lo tanto entender, a una madre sin un hijo ni a un hijo
sin una madre. Ya nos lo ha dicho Winnicott: (1940) “No
existe tal cosa llamada bebé, queriendo decir que en donde se
encuentre un bebé, uno encuentra el cuidado materno y sin un cuidado
materno no habría infante”.
El
psicoanálisis nos capacita también para saber observar de una
manera distinta, para saber mirar más allá, para aprender a darle
un sentido analítico a las interacciones concretas que se llevan a
cabo entre madre-padre-bebé. Para poder decodificar lo que dicen los
diferentes comportamientos que se dan en una interacción humana: el
corporal tónico-postural, el cutáneo, el de la mirada, el de los
intercambios verbales, el de las interacciones afectivas. El
psicoanálisis nos permite identificar las fantasías subyacentes que
se dejan ver en la interacción madre-bebé.
En la
Consulta Terapéutica no se pretende cambiar la estructura de los
padres sino hacer una intervención que facilite el establecimiento
de la triple diferencia en la relación de los padres con sus hijos,
y qué esta triple diferencia es lo que va a estructurar al aparato
mental del niño. La triple diferencia se conforma de los siguientes
elementos:
- Yo – No yo
- Hombre - Mujer
- Diferencia transgeneracional (Padre-Hijo)
Para que
los padres puedan hablar de su propia experiencia como hijos, de sus
temores y fantasías, de los contenidos que proyectan al bebé, de
los mandatos transgeneracionales, de la compulsión a la repetición
de los mismos, entre otros, es necesario se haga una narración de la
propia historia de los padres para permitir la filiación del niño.
Las
consultas son a tiempo abierto y a libre demanda; busca
modificaciones de 1 a 10 entrevistas. Cuándo se tiene éxito en éste
tipo de técnica, es posible la construcción de un enlace a otro
tipo de tratamiento, por ejemplo se podría canalizar a los padres a
terapias de pareja, a alguno de los participantes a un tratamiento
analítico individual, entre otros.
Se trata
de una intervención específica para la
dinámica familiar, específicamente en la relación padres e hijos
(itálicas del autor); tiene objetivos y
metas concretas ya que muchas veces a través de la elucidación y
modificación de estas interacciones dinámicas surge la necesidad y
la demanda de intervenciones terapéuticas de otro estilo. Se
construye una alianza que permite acceder a otros tratamientos.
Se genera
una modificación en la dinámica de las relaciones padres-hijos en
los tres ejes principales para generar un paraguas de protección
para el desarrollo del niño.
Es
técnica específica, puntual, con objetivos acotados y precisos que
puede verse como una modalidad de intervención para sanear a un niño
y su familia.
Canalizamos
no con fracaso, sino con una primera meta de saneación, que quizás
sea la única, pero per se, como meta a corto plazo, brinda
protección al infante y su familia.
Se
interviene en un momento específico (itálicas
del autor), éste es en mi opinión el descubrimiento llano de
Lebovici, desde el momento en que aflora el deseo de la parentalidad
hasta aproximadamente los 3 años del niño
(simbiosis-individuación): se estructura el yo parental, entonces es
un momento de gran maleabilidad psíquica.
Funciona
o se interviene cuándo está en proceso de gestación el yo parental
(bebés) aunque se toman casos sin bebés o embarazos, porqué lo que
está en proceso de gestación y pone en transparencia psíquica a
los padres es la asunción de su rol como padres, pudiendo ser
desequilibrado ante pérdidas de los propios padres, por ejemplo.
Me parece
que no debería de existir rivalidad con otras corrientes
psicoanalíticas, la Consulta Terapéutica NO es psicoanálisis ni
promete curas: mejora la función de la parentalidad y apertura a la
alianza terapéutica, da mayor eficiencia a los traumas
inconscientes, interviene en la reconstrucción del árbol de la
vida y brinda la triple diferencia. Se trata de una aplicación breve
y práctica del psicoanálisis, no es, entonces, la panacea.
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n (1940). Estudios para una teoría del desarrollo emocional. Los procesos de Maduración y el Ambiente Facilitador. Buenos Aires: Paidós, Psicología
n (1940). Estudios para una teoría del desarrollo emocional. Los procesos de Maduración y el Ambiente Facilitador. Buenos Aires: Paidós, Psicología
1
Doctorando en Psicología UNAM. Maestro en Psicoterapia
Psicoanalítica de Niños y Adolescentes, Centro de Estudios de
Posgrado: Asociación Psicoanalítica Mexicana, A.C. Diplomado
Internacional de la Parentalidad CEP-APM.
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